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El SEÑOR ha hablado.
    Él me hizo desde el vientre
    para que fuera su siervo,
para convencer a Jacob que vuelva a él
    y para que Israel se una a él.
El SEÑOR me da honor,
    y mi Dios será quien me dé fuerzas.
Él dice: «No es suficiente hacer que tú seas mi siervo
    para restaurar el poder de las tribus de Jacob
    y traer de regreso a los sobrevivientes de Israel.
También te haré luz de las naciones,
    para que hagas llegar mi salvación
    a los lugares más remotos de la tierra».

El SEÑOR, el Salvador de Israel, el Santo Dios,
    le dice a quien ha sido completamente despreciado,
al que las otras naciones odian,
    al esclavo de gobernantes:
«Reyes y príncipes se pondrán de pie al verte
    y se inclinarán.
Porque se puede confiar en el SEÑOR;
    el Santo Dios de Israel te eligió».

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